Volver a nacer

27.06.2012 12:03

 

Ayer, 26 de junio de 2012, mi madre y mi única hermana volvieron a nacer. Cuando escribes con el alma, como hice cuando plasmé en un papel aquel doloroso capítulo 4 de El eterno olvido, te salen cosas como esta:

“Y en medio del caos que parece gobernar la historia de la humanidad, los pequeños protagonistas, nosotros, intentamos pasar desapercibidos ante el infortunio, escondidos de la todopoderosa calamidad, implorando no toparnos con ella, conocedores de que siempre anda acechando por ahí, irremediable, imparable, invencible..., errando por las calles mientras elige su próxima visita. Las cosas cambian en un segundo, de la misma forma que se derrumba en sólo un instante aquello que tardó años en construirse. Y nunca se está preparado para ello”.

No, nunca se estará preparado. Ayer la desgracia pasó rozándonos. Salirse de la carretera a más 100, dar varias vueltas de campana, chocar con otro vehículo, con los muros, quedar el coche como siniestro total y que ambas salgan ilesas es algo extraordinario.

En la propia novela hay pasajes donde se reflexiona sobre Dios, sobre el destino y sobre el azar. No tengo una opinión firme. Solo sé que mi hermana y mi madre han vuelto a nacer y que cuando ellas se encuentren con ánimos, porque todo lo que no te mata te hace más fuerte, hay que celebrarlo a lo grande, porque la desgracia no descansa nunca. Si antes lo tenía claro, ahora lo tengo aún más: vamos a saborear cada segundo, a disfrutar, a vivir y, si es posible, a contribuir a que los demás también vivan un poquito mejor. Vamos a VIVIR LA VIDA, porque un día todo se acaba.