Somos piezas de ajedrez

09.12.2012 20:03

 

La comparación de nuestras vidas con la de las piezas de ajedrez es un recurso literario muy antiguo, quizás tanto como el propio juego, y trasciende al terreno metafísico: somos distintos en vida, pero una vez muerto todos somos iguales.

 

“Mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura”.

 

Esto dice Sancho Panza cuando Don Quijote compara la representación teatral con la vida, aludiendo el escudero a que similar comparación ya se utilizaba con el juego del ajedrez.

 

La cita aparece en la segunda parte del Quijote, publicada en 1615. ¿Fue don Miguel de Cervantes Saavedra el primero en utilizar esta comparación o debemos creer a su  afamado personaje cuando dice que ya existía de antes?

 

En "El genovés liberal", que se acabó de escribir en 1603, Lope de Vega nos dejó la siguiente joya:

 

Piezas somos de ajedrez

y el loco mundo es la tabla

pero en la talega juntos

peones y reyes andan.

 

Como es bien conocido, Cervantes y Lope de Vega eran enemigos irreconciliables. ¿Hubo plagio entonces entre ellos? Esto parece difícil de saber. Lo que sí se conoce es que este recurso era utilizado por los escritores de la época, aun menos célebres que nuestros genios de la literatura. Así podemos verlo en la obra de Francisco de Luque Fajardo, "Fiel desengaño contra la ociosidad y los juegos", publicada en 1603.

 

Pues ni unos ni otros. Está perfectamente documentado que la comparación de la vida con el ajedrez fue predicada por Fray Alonso de Cabrera en el sermón que pronunció en el monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid, en 1.598, con motivo de la muerte de Felipe II.

 

Podemos, pues, dejarlo ahí, a finales del siglo XVI, a la espera de que algún avispado lector encuentre una cita más antigua.

 

Enrique Osuna, Revista Jaque, Abril 2010