¡Basta ya de falacias!

10.10.2012 19:48

 

Hay veces que uno se cansa de tanta hipocresía, de encontrarte aquí y allá linces que a través de las vigas de sus ojos distinguen con extraordinaria nitidez briznas en ajenos. Quien despotrica de los coches y de la contaminación para luego, sin ningún tipo de reparo, disfrutar de la comodidad del vehículo del compañero, el que se vanagloria de cómo engañó a la compañía de seguros, el que no devuelve un cambio equivocado, quien en sus “humildes” ingresos defrauda a Hacienda y luego tilda de sinvergüenzas a los que caza el fisco, quienes redactan reseñas favorables de una novela sin haberla leído para ayudar a un amigo, quienes catalogan de infumables algunos textos con la única intención de hacer daño, quien despotrica de la piratería y conserva en su disco duro veinte gigas de música descargada en formato mp3, los que no guardan un mínimo de educación cuando juegan al ajedrez, quienes constantemente se cuestionan la procedencia del dinero ajeno, quienes ganan más que nadie y no paran de llorar, quienes están convencidos de que trabajan mucho más que sus amigos,  el que piensa de otro que todo el día está tocándose los huevos y no se detiene a considerar el tiempo que él mismo desperdicia, el que piensa que fulanito gana demasiado para lo que hace, quien abandera la defensa de los derechos sociales y luego monta un pequeño negocio y explota a su empleado, quien critica con desparpajo al amigo cuando no está presente, quien finge amistad con sonrisas y halagos y por dentro se está cagando en sus muertos, quien no tolera una leve insinuación a su mujer y luego flirtea abiertamente con sus amigas, el que exige y no cumple, el que llama por mero compromiso para interesarse por el enfermo, el que acude al tanatorio para pasar la mayor parte del tiempo de bromas en la cafetería, quienes abogan por un mundo más limpio y no reciclan un puñetero cristal, quienes se rebelan contra la injusticia de este mundo y no son capaces de donar un mísero euro, quienes… ¡Alto ahí! ¿De quiénes estoy hablando realmente? ¿Acaso yo no ocupo lugar en alguno de estos grupos? Y tú, lector, sé sincero: ¿no te ves representado en ninguno?
 
En estos tiempos turbulentos no paramos de oír voces en contra de los políticos. ¡Ellos son los únicos culpables! No seré yo quien los defienda, pero, ¿los políticos nacieron en otro planeta? ¿No se criaron con nosotros, estudiaron en nuestros colegios y recibieron una educación similar? ¿Qué ocurre, que para acceder a un cargo es preciso inocularse una sustancia maliciosa y eso explica que dejen de ser como nosotros? ¿No son los políticos realmente como nosotros?
 
En cierta ocasión leí una cita que decía que el 95 % de los problemas del mundo acabaría con la honestidad. Estoy completamente de acuerdo. Quizá si todos intentáramos ser un poquito más honestos, algo quedaría a nuestros hijos. Nuestros hijos, esos que un día serán políticos.