Esos momentos mágicos

08.02.2013 17:07

 

Si están ahí, ¿por qué nos cuesta tanto encontrarlos? ¿Será que no los buscamos con el corazón? Pero aparecen; todos los hemos sentido. Efímeros aunque inconfundibles. Nos proporcionan tanto bienestar, tanta paz… Una alegría interior única, sublime. ¿Por qué demonios, entonces, los dejamos escapar?

 

Nos poseen durante un corto espacio de tiempo. Pero ese instante, ese momento, logra henchir de optimismo nuestros decaídos ánimos.

 

Cuando despides para siempre al amigo y te preguntas por el sentido de tu vida, por cómo gestionas el valiosísimo y escaso tiempo. Cuando descubres que una mirada vale más que mil besos, un abrazo más que todas las caricias. Cuando contemplas con admiración a una chica que cruza la calle blandiendo el bastón, deteniéndose a cada obstáculo, sin mudar la sonrisa del semblante. Cuando entiendes que no es justo confinar las lágrimas dichosas y conceder la libertad solo a las amargas. Cuando prescindes de unos míseros céntimos para corresponder la dulzura de los buenos días que a diario te brinda esa señora de chándal y zapatillas que soporta encogida el frío junto al supermercado. La satisfacción por haber sabido frenar la palabra antes de que hiera, controlar el halago antes de que confunda. El descanso por haber tenido la gallardía, por fin, de pedir disculpas… ¿Será que esos instantes se nos figuran maravillosos porque hacen sentirnos más humanos?

 

Hay un momento mágico que me visita todas las navidades. A veces se hace el remolón y tengo que hacer por encontrarlo. Lo busco en casa, por las calles, en una conversación, en un paseo… y cuando menos lo espero ¡zas! Noto esa sensación tan familiar como inefable. Debe de ser eso que llaman el espíritu navideño. ¡Qué cosa tan extraña! Me regala paz, solidaridad, amor, comprensión…

 

Parece magia. ¡Yo quiero creer en la magia! Quiero pensar que todos los días ocultan ese segundo fabuloso, mágico, capaz de reconfortar el alma, de alegrarnos la vida. Quiero buscarlo a diario, que nunca se me olvide. Y quiero que tú me acompañes, que te animes también a buscarlo. Ojalá esta humilde entrada ayude a que encuentres uno.