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Tiempo muerto

10.09.2011 22:35

Una parada oportuna, necesaria, para reflexionar, para buscar entre los almohadones dónde escondí mi tiempo. No sé, queridos amigos, si os ocurrirá lo mismo: pasarte un día entero frente al ordenador y acabar con la sensación de no haber hecho absolutamente nada. Abres dos o tres ventanas y vas bailando de una a otra: tus webs preferidas, la prensa local, la deportiva, el tiempo, el teletexto, las cuentas de correo, las chorradas que te mandan, los mails por contestar, los mensajes del Facebook, los blogs de los amigos, los blogs interesantes, las ventas en Amazon... Luego regresas al Facebook: repasas todos los comentarios, pinchas en algún vídeo, en algún enlace. Y por cada comentario que aportes te llegan luego diez mensajes a tu correo. Y vuelves a hacer otro comentario y recibes más respuestas. Antes de dejarlo echas otro vistazo al ranking de ventas y a alguna otra cosa que tenías en mente y se te había pasado. No puedes evitar volver a mirar el correo y tienes un nuevo mensaje... Y llegas un momento en que tienes que decir ¡BASTA! Porque si no, Internet acaba controlando tu vida.

 

En estas estamos cuando me acabo de inyectar un poco de disciplina. A partir de ahora, ciertas páginas las visitaré una vez a la semana, otras (entre ellas el dichoso Facebook) una vez al día y algunas excepcionales dos veces al día. Y así, segundo a segundo, recuperaré algo de tiempo y seguro que lo podré dedicar a cualquier cosa más provechosa. Un poco de desintoxicación (y organización), queridos amigos, que falta me hace. ¿Y a ti? ¿Te vendría bien un poco de terapia?

 

 

 

 

El hechizo de Caissa, de Fernando Ortega

25.08.2011 14:30

Imprescindible para cualquier jugador de ajedrez; interesantísima para quienes deseen comprender lo que pasa por la cabeza de los ajedrecistas. Pero no se dejen llevar por las apariencias; en El hechizo de Caissa tiene cabida toda suerte de pasiones: los anhelos frustrados, el dolor, el recelo, la esperanza, la ilusión, la perfidia, el odio, el verdadero amor...  Una novela que me ha sorprendido por su realismo, por su extraordinaria ternura, por el sentimiento que se desprende en cada palabra. El protagonista es una maravilla de personaje, tan humano, con sus innumerables errores, sus desmedidos afanes, su denodada lucha interna, su amor genuino y profundo disfrazado de rencores. Una novela que me ha encantado.

El hechizo de Caissa

Fernando Ortega

Editorial Viceversa

Aumentan los lectores

22.08.2011 17:03

Poco a poco, va aumentando el número de lectores. La verdad es que se siente bastante responsabilidad cuando ves que hay gente que paga, aunque sea una cantidad modesta, por leer tu trabajo. La semana pasada fue la mejor desde que el libro está a la venta. Se vendieron 21 ejemplares, lo que da una media de tres cada día. Ya se sobrepasaron los cien compradores y ahora habrá que ver los comentarios cómo son, si quien lo lee le da por reseñarlo en su blog o comentarlo a amigos...

Mi segunda novela va progresando a ritmo muy lento. Aunque intuyo que será mucho más corta que la primera, cualquiera sabe; los protagonistas toman vida y hacen lo que les viene en gana. De momento van 17.778 palabras, frente a las 121.087 de El eterno olvido, casi un 15 %. Creo que voy tres o cuatro veces más lento que con la primera. Puf, ¡qué pereza da esto!

Hasta la próxima. Disfruten mucho del veranito; ya saben: playita, piscina, cine, lectura, viajes, cervecitas, mucho amorcito...

Un par de recomendaciones

19.08.2011 10:52

Aunque no lo parezca, aún queda un mes de verano. Hay que aprovechar para leer un buen libro, para engancharte a una historia, para dejar volar tu imaginación a otros mundos... Voy a ofrecer un par de recomendaciones, para gustos dispares.

 

Si quieren conocer el espíritu de lucha de una mujer en circunstancias difíciles, su coraje para salir adelante en un entorno familiar complicado, en años de posguerra, en un sistema político donde la libertad de las mujeres dejaba mucho que desear... El final del Ave Fénix, de Marta Querol.

Página web de Marta Querol

 

Hay algo que puede cambiar el mundo. ¿Qué ocurriría si se descubriera...? ¿Qué esconde ese experimento científico? Acción, intriga y un asunto peliagudo que nos hará reflexionar. El acontecimiento, de Javier Giménez Sasieta.

Página web de Javier Giménez

 

Disfruten lo que queda de verano

Prensa

12.08.2011 23:58

lalineadigital

https://www.lalineadigital.es/2011/08/el-linense-enrique-osuna-%e2%80%98arrasa%e2%80%99-en-amazon-con-su-opera-prima-%e2%80%9cel-eterno-olvido%e2%80%9d/

 

Sur

https://www.diariosur.es/v/20110816/campo-gibraltar/exito-primera-novela-linense-20110816.html

 

 

 

Aumentan los lectores

13.07.2011 17:10

Regalé 38 ejemplares. Que yo sepa con certeza, hasta la fecha lo han leído 30 personas, aunque este número incluye las parejas y los préstamos. En realidad, no tengo constancia de que se haya leído en 20 de los hogares donde lo distribuí. El motivo es sencillo: quien no es lector no lee, le cuesta muchísimo, tanto que ni siquiera es capaz de abordar la obra de un amigo o familiar, por muy allegado que sea. A simple vista parece algo inconcebible, pero yo he logrado entender esto desde la perspectiva de quien no le gusta algo. Y he sacado un ejemplo muy ilustrativo. Unos amigos estuvieron varios años cantando en una coral. Me costó muchísimo decidirme a asistir a un concierto y cuando lo hice... ¡no aguanté todos los temas! Así que cómo puedo pretender ahora que alguien haga algo que no le gusta.

 

Desde hace unos días, como saben, el libro está a la venta para cualquier persona que le interese. Lo coloqué en Amazon en formato electrónico a mediados de junio (rn formato papel debe estar a punto de salir). Las dos primeras semanas pasaron inadvertidas. Pero cuando comencé la promoción (redes sociales, foros, mails, blogs...) la novela comenzó a venderse. En los trece días que llevamos de mes se han vendido 20 ejemplares. Y estos sí son lectores reales, pues, normalmente, quien paga por un libro es para leerlo. Las dos primeras semanas en Internet las ventas medias fueron de cero ejemplares diarios. La tercera semana pasamos a una media de un libro al día. Estamos en la cuarta semana y hemos incrementado la media a dos por día.

 

Tengo expectativas de llegar a mucha gente, a un millón al menos, ja,ja. Ahora en serio, sí que existen posibilidades (optimistas) de llegar a unas mil personas en un año. Con eso me conformo, con llegar a esos números y que la mayoría pasen un rato agradable con la lectura. Seguiré informando sobre la evolución de las ventas, la próxima ocasión cuando llegue a 100, si es que llego. Ojalá no tarde mucho en anunciarlo...

 

 

La opción de Internet

03.07.2011 22:04

Este es el camino que he tomado. Después de sopesar los pros y los contras, de analizar la situación editorial y tras rechazar algunas propuestas de editoriales pequeñas, he decidido optar por ofrecer el libro a través del portal de Amazon, la mayor plataforma de venta de libros en Estados Unidos, donde, por cierto, el formato digital supera ya en ventas al formato papel.

 

El asunto es que, sea cual sea la opción que uno elija, y exceptuando solo (y hasta cierto punto) las grandes editoriales, la promoción te la tienes que trabajar tú. Si no, aunque una editorial te publique, vendes cuatro ejemplares. Así que si al final es el propio autor el que tiene que dedicarse al resto de asuntos ajenos a la escritura, ¿para qué queremos entonces la figura del agente literario o del editor? Puede que me equivoque, pero me parece que el futuro inmediato les va a pasar por encima, porque no parece que se estén adecuando a los nuevos tiempos.

 

El eterno olvido está ya disponible como libro electrónico y pronto lo estará en formato tradicional. El libro electrónico es mucho más barato, una atractiva opción para el lector. Pero ocurre también que la oferta es amplia y el cliente se deja arrastrar por lo que se vende, porque las listas suelen salir por defecto ordenadas por ventas.

 

Bueno, veamos qué futuro le depara a El eterno olvido en esta nueva singladura. Cualquier promoción, lógicamente, será bienvenida. Ya saben, compartir en Facebook el enlace, recomendar a los amigos, comprar cien o doscientos ejemplares...

Cosas que pasan a veces

06.06.2011 22:42

Tengo un amigo internético y gaditano que es un fiera escribiendo. El tío saca novelas como el que fríe patatas. Y de calidad, que no es nada fácil que te publiquen. No he leído aún ninguna pero juro por mi ciruelo (el que planté en Jimena) que lo haré tan pronto pueda. Tengo otra amiga internética y murciana que se aplica, toma su ritmo y saca varias páginas todos los días. Tengo más amigos internéticos, pero estos ejemplos bastan. El escritor debe tener mucha disciplina. Y aquí ando yo, que llevo más de tres meses liado con un relato corto y apenas van treinta páginas.

 

El otro día regresaba un poco tarde de jugar unas partiditas de ajedrez. La jornada no fue propicia: me ganó hasta el camarero que me sirvió los cafés. Regresaba cabizbajo, pensando solo en pasar por la ducha para ver si el agua se llevaba las palizas que me habían dado. Y en esto me llama la atención un tipo que parecía estar aguardando algo en la esquina. Daba muy mala pinta, pero ya lo tenía encima. Demasiado tarde para tomar otro camino. Debo confesar que me asusté, pues parecía no apartar la vista de mí. Justo cuando llegué a su altura dejó de sujetar la pared y se me plantó en medio de la calle. “¿Qué pasa?”, espetó. Vi algo en sus ojos que no me gustó. No sé cómo explicarlo (vaya escritor...), parecía enajenado. Su abundante barba, su cuerpo esmirriado... todo parecía indicar que me hallaba ante un loco. Sin embargo, su voz sonaba firme y serena, “¿Qué quieres? No sé si llevo algo suelto“. “No necesito tu sucio dinero”. Si no quería pasta no era un drogata. Y eso en cierto modo me tranquilizó. En cierto modo. Porque luego me agarró por los hombros y comenzó a temblar. De una forma delirante. Ahí ya me acojoné del todo, lo reconozco. Estuve a punto de salir corriendo, pero yo ando menos que King África con tacones. “¿Es que no te acuerdas de mi, Enrique? ¿De qué narices me conocía ese elemento? “No caigo ahora mismo -balbuceé-, ¿quién eres?” Su respuesta me heló la sangre: “Soy el personaje de tu relato; ¿no te da vergüenza?” Le di un manotazo y salí cagando leches para mi casa. Me encerré, saqué el ordenador y leí y releí cuanto llevaba escrito hasta darme cuenta de que, efectivamente, era el personaje de mi relato. Ciertamente, era para que se me cayera la cara de vergüenza. ¡Vaya actitud la mía tan innoble! ¡Hay que tener mala sangre para permitir tamaño sufrimiento! Juré entonces por mi ciruelo (el que no planté en Jimena) que o solucionaba el problema de ese señor o me metía en la historia y lo sacaba con mis propias manos de allí, aun asumiendo el riesgo de quedarme en ella. Esto ocurrió hace unos días, hice un juramento muy delicado y... el personaje sigue en su angustia. ¡No sé qué voy a decirle si me lo cruzo de nuevo!

 

 

La expectación

23.05.2011 18:46

La conocí muy de pequeño. Se trataba de una expectación irracional, porque no esperaba nada en concreto. Quizá fuese la emoción de ver mi nombre, la satisfacción de añadir un nuevo sello a mi colección o simplemente la curiosidad por conocer el contenido. El hecho es que me encantaba recibir cartas. ¡No os podéis imaginar la emoción al descubrir la existencia del apartado de correos! Esa cajita mágica a la que solo yo tenía acceso, la antesala de mis ilusiones... Eran otros tiempos; entonces no pasaba un día sin que pensara en la correspondencia. El avance tecnológico lo cambió todo. Internet entró a zarpazos hiriendo de muerte tantos arraigos: los correos de los amigos, mis partidas de ajedrez postal... Todo se desvaneció. Pero el fuego también crea bosques. El progreso trajo al mundo una criatura nueva de nombre correo electrónico. Un ser grotesco, deshumanizado, impúdico, pero igualmente apasionante. Entró en mi vida con descaro, y me regalaba un aluvión de propuestas: algunas simpáticas; las más inútiles. Logré reponerme del desconcierto y trabajé para que su inicial bravura se apaciguara. Recibo correos a diario. No muchos, Los justos. No es nada equiparable al sobre, pero es lo que hay. ¿Les cuento un secreto? Escribir mi novela me brindó muchas emociones, una amalgama de sentimientos que me cuesta describir, pero todos eran esperados. Al menos sabía que podían llegar. Lo que no imaginaba era volver a encontrarme con esa vieja amiga. La expectación ha regresado. Quizá tan irracional como lo fue siempre. Pero lo cierto es que vuelvo a estar pendiente a todas horas del correo, ahora en mi pantalla, buscando una respuesta que salve a mi novela del eterno olvido al que su propio título parece confinar. No lo vean como algo angustioso, de verdad; en el fondo, como cuando era un niño, la expectación me fascina. 

Por fin libre

24.04.2011 14:29

No soy de los que le guste llevar varias cosas a la vez. Si estoy con algo prefiero no enfrascarme en otros proyectos hasta acabar el primero. Dar a conocer la novela a los profesionales del sector, o al menos intentarlo, tiene su peluseo (Dato curioso: la Real Academia no se entera de la existencia de esta palabra) Como ya comenté, la etapa de iniciar contactos con las agencias literarias fue más que tediosa. Me tuvo demasiado tiempo ocupado. Así que tomé la determinación de no andarme con chiquitas en la siguiente fase. Y así ha sido. He trabajado duro durante veintiocho días. He husmeado en casi dos mil direcciones webs, seleccionando editoriales españolas que no exijan el envío de originales por vía postal y que incluyan en su línea editorial novelas de suspense. Al final, he presentado la obra a 125 editoriales, grandes, medianas y pequeñas. La idea era descansar de una vez por todas de este asunto y poder dedicarme a otros menesteres. Igual la iniciativa ha sido un poquito bruta, pero necesitaba hacerlo. ¿Qué ocurrirá ahora? Algunas editoriales responderán (de hecho, ya lo están haciendo), otras pasarán de todo y puede que reciba alguna propuesta de coedición, que rechazaré, evidentemente. Se estima que las editoriales grandes publican un 2 por mil de trabajos presentados por autores neófitos; las editoriales pequeñas pueden llegar al 5 %. El panorama no invita al optimismo. Sobre todo porque, aunque te publiquen, aún más complicado es lograr una buena distribución entre las librerías.

El plan ahora con El eterno olvido es el siguiente: esperaré respuestas por un tiempo de seis meses (parece mucho, pero es el que dan la mayoría de editoriales) y si no obtenemos resultados, buscaré una forma de publicación bajo demanda, para quienes quieran tener su ejemplar lo pueda adquirir. Y colorín colorado.

Continuaré informando, incondicionales seguidores.

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